
Todos sabemos que la ansiedad constante atenta contra la salud. Pero no sólo la ansiedad daña tu salud mental y física, sino también el recurso típico al que recurre la gente para solucionarla: Los ansiolíticos. Por eso es mejor buscar y atacar las causas más que paliar los síntomas.
En Argentina, país en el que vivo, la mitad de la población adulta toma ansiolíticos para combatir los síntomas de la ansiedad. Sí, los síntomas, porque eso es lo que hacen los ansiolíticos, atacar los síntomas pero nunca las causas de fondo de la ansiedad.
No soy médico, en virtud de lo cual, no voy a juzgar si está bien o no prescribir ansiolíticos a 5 de 10 personas adultas. Pero lo que sí puedo decir como coach de wellness, es que si 5 de cada 10 adultos toman ansiolíticos en Argentina (y entiendo que el mismo patrón o parecido se debería repetir a nivel mundial), pues el futuro de la salud mental de nuestra población no se ve muy alentador.
En coaching es sabido que así como el sentimiento de culpa proviene de una constante preocupación por el pasado, el sentimiento de ansiedad surge de una constante preocupación por el futuro y sobre todo, su necesidad u obsesión por poder controlarlo.
Las personas controladoras y perfeccionistas suelen ser extremadamente ansiosas, lo que les impide poder disfrutar de aquello que estén viviendo en el momento presente. Y esta incapacidad de vivir y sobre todo de disfrutar el momento presente, es lo que lleva a una sensación permanente de infelicidad, de falta de plenitud y de vacío, porque si existe algo evidente en esta vida, es la imposibilidad de controlarlo todo.
Sin embargo, esto tiene solución. Y claramente no hablo de soluciones médicas ni de píldoras mágicas. Paradójicamente la solución está en aquello que las personas ansiosas pueden hacer: avocarse a vivir con plenitud y entrega el momento presente. Aceptar que no se puede controlar todo y sobre todo, es imposible controlar los acontecimientos futuros simplemente porque son eso: futuros, y no tienen entidad en el presente, es decir, no existen aún. Y lo que aún no sucede, pues, no existe.
Ahora, esto no quiere decir que no planifiquemos para el futuro. No. Por supuesto, cierta ocupación en el presente para poder cumplir nuestras metas y objetivos a futuro, es sana. Pero la propia frase lo establece: cierta “ocupación en el presente”. Es decir, la meta y los objetivos futuros, deben estar presentes como una luz tenue de fondo en nuestra vida, que siempre está presente para iluminar nuestro camino, pero que no nos encandila al punto que no podemos ver y ocuparnos del camino mismo. Es más vivir la meta en el presente que vivir nosotros en el futuro. Una gran diferencia.
En definitiva, si queremos dejar de sufrir de ansiedad constante y permanente, si queremos dejar de depender de medicación psiquiátrica como los ansiolíticos, que además es sabido que generan daños en nuestro sistema neuronal y cerebral, causándonos dependencia física, así como los antidepresivos; entonces comencemos a buscar la forma de adquirir la capacidad de vivir cada vez más el momento presente y disfrutarlo para poder así, lograr un mayor estado de felicidad en nuestra vida.
Federico Medina
Life & Wellness Coach
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