El Trabajo Afecta Tu Salud... ¿O Es Al Revés?

Si buscamos en Internet contenido sobre «trabajo y salud», la relación entre salud y trabajo, o cómo la mala o buena salud, afecta nuestro trabajo, prácticamente todo lo que se puede encontrar, parte de la base de que es el trabajo el que afecta nuestra salud. Y casi todo ese contenido, habla de cómo el estrés laboral afecta nuestra salud mental y física. 

Esto me dejó pensando bastante al respecto, porque ¿y si fuera al revés? ¿Cuánto afecta nuestro estado de salud, nuestro estado físico a nuestro trabajo? 

Esta es una pregunta que la mayoría de la gente no se hace, lamentablemente. Hay una realidad: muy poca gente es la que se ocupa de su salud y su estado físico de manera preventiva. La gran mayoría de la gente sólo se ocupa de su cuerpo por dos motivos: 1) Ante una enfermedad y 2) Por un tema de imagen. Nada más. Los menos, lo hacen por amor a la salud y por amor propio. Sin embargo, si queremos disfrutar de una salud y un cuerpo excepcionales, esto último es lo que deberíamos hacer. 

Entonces, partiendo de esta base, la conclusión es simple y lógica: la mayoría de la gente no utiliza su salud y su cuerpo como un arma, una herramienta, un medio para alcanzar una mayor productividad y un mayor rendimiento en los distintos ámbitos de la vida. Y así, al no preocuparse y ocuparse de su salud preventivamente, dejan que los distintos ámbitos de sus vidas, terminen afectando su salud, al punto a veces de terminar con situaciones irreversibles, o hasta incluso perder la propia vida. 

Mirada la situación desde este lugar, será siempre el trabajo el que terminará afectando la salud y el cuerpo, y no al revés. Sin embargo, hay otra mirada de la situación, y es justamente la opuesta. Es decir, a través de nuestra salud y nuestro estado físico, podemos afectar -para bien o para mal- nuestros otros ámbitos de la vida, entre ellos, nuestro trabajo. 

Un claro ejemplo de esto, son los grandes líderes y personajes mundiales. Casi todas las personas exitosas, ponen a su salud en primer lugar al momento de establecer sus prioridades diarias, semanales y de vida. Cuidan su alimentación, entrenan cotidianamente, hacen yoga, meditan, aprenden a controlar el estrés, y muchas otras cosas que benefician al cuerpo y a la salud. Pero, ¿por qué lo hacen? Lo hacen porque saben que si dan vuelta la ecuación, sus vidas mejoran exponencialmente. 

Estos líderes en su campo, saben que si utilizan su salud y su cuerpo como una herramienta, como un arma ofensiva, todos los demás ámbitos de su vida tarde o temprano, se van a alinear; porque al final de todo, ¿Qué hay más importante que nuestra salud? ¿De qué sirve tener todo el dinero del mundo si no se dispone de salud para disfrutarlo? ¿De qué sirve tener la mejor relación de pareja si no disponemos de salud para llevar una vida sexual plena? Es evidente entonces, que no hay nada más importante que nuestra salud. Pero el problema es que sólo nos damos cuenta de esto cuando ya es demasiado tarde, cuando ya estamos sufriendo una enfermedad, cuando ya tenemos 10 o 15 kilos de más, cuando ya nos vemos y nos sentimos avejentados. 

Hay un dicho que dice «No dejamos de movernos porque envejecemos sino que envejecemos porque dejamos de movernos». Creo que de alguna forma esta frase resume lo que quiero transmitir con este artículo: el cuidado de nuestra salud y de nuestro físico, debería ser prioritario siempre, pero sobre todo teniendo en cuenta las implicancias que eso conlleva en todos los demás aspectos de nuestra vida. 

Porque además, todos sabemos que quien tiene un buen cuerpo, termina teniendo ventajas dentro del mercado, no sólo del mercado laboral, sino dentro del mercado social y sentimental también. Está estudiado (y hay muchas estadísticas que lo respaldan), que quien tiene un cuerpo cuidado y armónico, tiene más posibilidades de quedarse con un puesto laboral; y aunque esto a muchas personas les pueda parecer injusto y discriminatorio, no es más que la realidad en la que vivimos. Pero además tiene una explicación biológica. 

Un cuerpo armónico genera atracción y admiración en la persona que observa. Por ejemplo, una mujer con un cuerpo atractivo, automáticamente llama la atención de los hombres, y esto se debe a la biología: la atracción física se da biológicamente para garantizar la supervivencia de la especie. Es por eso que este instinto es prácticamente animal. Es por eso entonces, que las mujeres buscan verse atractivas, porque buscan inconscientemente la atracción de los hombres y porque además deberán competir con otras mujeres por esos mismos hombres. 

Por su parte, el cuerpo armónico de un hombre, también genera atracción y admiración en la persona que observa, pero de otro modo, ya que somos muy distintos a las mujeres. Para el hombre su cuerpo debe ser funcional. Funcional para proveer a su clan, a su familia, y funcional para proteger a ese mismo clan, a esa misma familia. Para cumplir estas dos funciones, provisión y protección, el hombre necesita un cuerpo afín, es decir, un cuerpo funcional, lo que se traduce en un cuerpo con cierto desarrollo muscular, ya que para proveer y proteger, deberá usar la fuerza física. De este modo, el hombre genera biológicamente la atracción de la mujer, que busca sentirse proveída y protegida -inconscientemente-, y genera también el respeto y admiración de los otros hombres, que deberán pensar dos veces antes de atacar a ese hombre. 

Estos principios biológicos, están impresos en nuestro ADN, por lo que siempre resultará infructuoso luchar contra ellos y resistirse. A la larga, la biología siempre gana. 

Además, por otro lado, es evidente que cuanto mejor estamos físicamente, mejor vamos a rendir en el trabajo y en los demás ámbitos de nuestra vida. Vamos a estar con la energía alta durante toda la jornada laboral y vamos a llegar a nuestra casa incluso aún con energía. Entrenar, comer sano, descansar bien y llevar una vida saludable, libera endorfinas, la hormona de la felicidad, lo que nos hará estar de mejor ánimo en el trabajo, lo  que sin dudas nos llevará a estar mejor con nuestros compañeros y con nuestras tareas laborales. Todo esto, sin dudas nos liberará del estrés ya que si somos más productivos en la jornada laboral, no nos la pasaremos «apagando incendios» sino que por el contrario, podremos terminar más tareas en menos tiempo, cumpliendo así con los objetivos laborales. 

Entonces, teniendo en cuenta esto, creo que cae de maduro que lo que deberíamos buscar mucho más, es que nuestra salud y nuestro cuerpo, influyan para bien en nuestro trabajo, en lugar de buscar que nuestro trabajo no nos influya tanto en nuestra salud. Porque si encaramos la cuestión de este modo, estaremos actuando de manera preventiva, no sólo sobre nuestra salud personal física, sino también sobre nuestra salud laboral. 

Federico Medina
Coach de Fitness & Wellness

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