
Una de las excusas que más se escucha entre la gente de mi generación es sin dudas la de la edad: «Ya estoy viejo para esto…», «No estoy en edad para…», «Ya es muy tarde para mí para comenzar a …».
Excusas y más excusas que lo único que buscan ocultar es el MIEDO. Mientras la mayoría de la gente posterga sus sueños y deja que el tiempo continúe pasando sin hacer nada por ellos, hay ahí afuera un mínimo porcentaje de gente que se anima a pelear día a día por conquistar sus propios sueños, sin pensar en la edad.
Como aquella madre de familia que a los cuarenta y tantos años decide comenzar a estudiar abogacía (este fue un caso del que fui testigo directo) y recibirse para luego ejercer la profesión; o aquel otro hombre que posterga su profesión de abogado para ir a escalar altas montañas, llegando incluso a morir en una de sus escaladas, a los cincuenta y tantos años (otro caso del que tengo directo conocimiento).
Y sin embargo, mucha gente dice que ya no está en edad para seguir sus sueños….
Qué mueve a esta madre o a este abogado en su edad madura a hacer lo que hacen? Sin lugar a dudas tienen una pasión por ello que trasciende el tiempo. Pero no es la pasión, sino lo que genera esa pasion: el sueño.
Es que los sueños no conocen del tiempo, los sueños son eternos, y tanto si vamos por ellos o no, nos van a perseguir toda la vida. Aunque sin dudas es mucho peor la carga de un sueño no perseguido por cobardía que el de uno perseguido y no alcanzado.
En lo personal, tengo 43 años y creo fervientemente que no hay edad para realizar los sueños. No sé si llegaré a lograr mis metas en esta vida, al menos las más desafiantes, pero sí sé que si no llego, moriré intentándolo. Y eso para mí es más que suficiente, porque simplemente amo vivir persiguiendo mis sueños.
Porque vivir buscando realizar tu sueño, te da un propósito de vida muy claro, te da un Gran Motivo para vivir día a día. Te da una alegría interna que supera los malos momentos y las dificultades.
El poder vivir persiguiendo los sueños le da sentido a la propia vida, y eso es algo que no tiene límite de edad, porque no hay limite de edad para ser feliz y realizarse como persona.
Esto me recuerda la historia de Vincent Papale, un norteamericano que logró jugar en la NFL (National Football League) la mayor Liga Norteamericana de fútbol americano a la edad de 30 años. Demás está decir que para un jugador de fútbol americano profesional, esa edad para iniciar es prácticamente la de un veterano.

Vince era un fanático del fútbol americano y deportista amateur toda su vida; a los 30 años, jugaba fútbol con sus amigos algunas veces por semana, en un parque de la ciudad de Filadelfia. Vivía de su empleo y su esposa lo acababa de abandonar, cuando el equipo de la NFL Eagles de Filadelfia, abrió las prácticas para buscar talentos debido al mal rendimiento que la escuadra venía teniendo.
Papale sin pensarlo demasiado, se presentó a esas prácticas y sorprendió al cuerpo técnico del equipo principalmente con su velocidad para recibir el balón. Fue así que lo eligieron entre todos los postulantes y terminó jugando 3 temporadas en la NFL hasta la edad de 33 años. Esto, sin mencionar que cambió su vida desde lo economico y en muchos otros aspectos.
Suerte? Destino? Casualidad? Quizá algo de eso hubo, pero no hubiera tenido incidencia si Papale no hubiera tenido el «loco» sueño de jugar en la NFL a los 30 años de edad y no hubiera estado lo suficientemente preparado y entrenado para superar esas prácticas. Por eso dicen que la suerte existe cuando la preparación se cruza con la oportunidad.
Ray Kroc, creador de Mc Donald’s creo su imperio a la edad de 60 años, y Abraham Lincoln comenzó a vivir su vida como líder político a los 40 años de edad. Y no es que estas personas fueran seres superiores a cualquiera de nosotros. No. Es que tuvieron la capacidad de seguir sus sueños más allá de cualquier obstáculo, con una absoluta convicción y una férrea voluntad.


Y es que sólo el compromiso y la decisión férrea de seguir un sueño enciende nuestra llama interior de esa manera como para poder obtener las fuerzas suficientes para superar cualquier obstáculo.
Porque según dicen por ahí, la consecución de un sueño no es más que Dios que se expresa a través de nosotros, los mensajeros del sueño de Dios.
Por eso, como dice Will Smith en el film En Busca de la Felicidad, si tienes un sueño, cuídalo, ve por él y punto. No permitas que nadie te diga si puedes o no lograr tu sueño.
Federico Medina