
Desde chico amo ver las películas de Rocky creadas por Silvester Stallone. Recuerdo que con mis amigos las veíamos y luego de verlas y emocionarnos hasta las lágrimas, nos poníamos a jugar a que eramos Rocky, Apollo, Cluber Lang o Ivan Drago.
Sin embargo lo más importante que me ha quedado de esas películas son dos momentos fundamentales desde mi punto de vista. El primero, ocurre durante el round 14 de la pelea de Rocky con Apollo Creed, momento en el cual este último lo vapulea a Rocky hasta que lo tira, y llega el conteo del árbitro.
Mientras se da el conteo, Apollo se da vuelta dando la espalda a Rocky, levantando los brazos en son de triunfo, creyendo que aquel ya no se iba a levantar, pues siendo el campeón del mundo, le había dado una paliza durante toda la pelea. No había chance que Rocky se levante….
Sin embargo, mientras el árbitro contaba, Rocky había comenzado a aferrarse a las cuerdas, colgándose para buscar fuerzas de donde pudiera para poder levantarse. Su entrenador Micky y todos quienes veían la pelea, le pedían que ya no se levante, que ya estaba bien, que era suficiente. Que había dado todo. Pero Rocky no pensaba lo mismo. Y sacando fuerzas del ultimo lugar de su corazón, logró ponerse de pie.
Al ver esto, Apollo Creed lo mira con la cara desencajada, no entendiendo lo que estaba sucediendo, resignado, como diciendo «quién es este hombre», no pudiendo creer lo que veían sus ojos. Mientras tanto Rocky lo seguía desafiando.
La pelea termina en forma dramática en el round final. Lógicamente gana Apollo por puntos. Sin embargo, la lección del round 14 es el gran mensaje de la película: cuando ya creas que no puedes dar más, cuando creas y estés convencido que lo has dado todo, sigue adelante y da un poco más.
Si te caes 9 veces, levántate 10. Si te golpean 15, levántate 16. Porque de eso se trata vivir. Y aquí es donde aparece nuevamente esta misma lección en la película Rocky 6, pero esta vez no se da en una pelea sino en una charla que tiene Rocky con su hijo.
En este caso su hijo estaba actuando como víctima de sus circunstancias laborales y de vida, quejándose de «ser el hijo de…» y que eso no le permitía crecer en la vida. A lo que Rocky le contesta de forma tajante aunque amorosa «voy a decirte algo que ya sabes, el mundo no está hecha de rayos de sol y arco iris, la vida es dura, y nadie te va a golpear tan duro como la vida».
«Pero no importa que tan duro te golpean, se trata de aguantar los golpes y seguir avanzando. Así es como se gana. Si tu sabes lo que vales, ve y consigue lo que mereces, pero tendrás que soportar los golpes; y no puedes estar diciendo que no estás donde querías llegar por culpa de él, de ella, ni de nadie. Los cobardes hacen eso, y tú no lo eres. Tu eres capaz de todo».
De este modo se dan dos de los momentos más épicos e importantes de la saga de Rocky, donde se ve bien claro el mensaje que quiere enviar su director al mundo. Para crecer en la vida, debemos ganarnos nuestro lugar, y eso no es gratis. A mayor ambición, mayor es el precio a pagar y los golpes a soportar. Pero también mayor es la gratificación.
No es casual que Stallone haya basado toda su saga de Rocky en este mensaje de superación personal como esencia. Basta conocer un poco su vida para darse cuenta que de alguna forma sus películas son una especie de autorretrato ficcionado. El camino del héroe se vuelve a hacer presente como lo hicieran los héroes de la antigua Grecia o Roma. El mensaje fue, es y será eterno.
Federico Medina
Life & Wellness Coach
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